Josefina Andres obtuvo el 1° puesto en el Certamen Literario organizado por el Colegio Santo Tomás de Santa Rosa con su cuento "Las dos Alicias".
A continuación reproducimos la obra premiada:
Dos Alicias diferentes
¿Acaso Alicia les
contó sobre su hermana gemela? Seguro que no sabían que la chica más famosa del mundo por entrar a un
país maravilloso, único, lleno de peligros, animales que hablan, un sombrerero
loco que siempre toma té y festeja un "no cumpleaños" según ella, un
gato con una sonrisa de oreja a oreja que desaparece siempre y o casualidad
llega cuando lo necesitas, la reina roja con una cabeza enorme y muchas otras
cosas, tenía una gemela.Pero ahora la pregunta del millón ¿Estuvo Alicia en el país de las maravillas? la respuesta es NO. Ella solo lo soñó y nada más, encima mi padre le hace caso dice que es la pequeña Alicia soñadora, pero todos soñamos, yo también sueño cosas raras. El otro día soñé que le hablaba a un tiburón, o aquella vez cuando soñé con Harry (el chico que no me gusta, me encanta) y otros sueños fantásticos.
En fin todos hemos soñado, lo que no entiendo es porque mi hermana se hizo famosa habiendo soñado eso que cualquier otra persona podría haber soñado.
-¡Todos merecemos ser Alicias soñadoras!-le dije a mi padre durante la merienda y me contestó:
-Tener celos hacia tu hermana no es bueno Margaret- Sí, me llamó Margaret Constantina, seguro mi mamá estaba peleada con papá a la hora de elegir mi nombre, ella fue la que me nombró así, en cambio mi gemela tuvo la suerte de que mi padre le escogiera el nombre Alicia Wendolyn, amo ese nombre, odio el mío.
-¡Alicia todos necesitamos entrar al baño!-le grité, es verdad siempre se tarda una hora en: arreglarse el cabello largo y rubio, armar y desarmar peinados y al final siempre usa el mismo moño, tarda 20 minutos en eso,5 lavándose los dientes, 10 cambiándose, 20 bañándose mientras canta y los 5 que restan es su momento de reflexión.
Yo en cambio tardo 10 minutos en ir al baño lo único que hago son mis necesidades, enjuague bucal, pasarme el peine así nomás y ¡listo! No sé por qué le dedica tanto tiempo a su imagen, ella dice que ahora es famosa y los paparazzi pueden estar sacándole fotos. ¡Qué tontería! Gracias a Dios no tengo ese pensamiento. Y gracias a ella siempre llegamos tarde al instituto.
Ese lugar es mi salvación, amo estar ahí, me libera de todos los problemas y es el único lugar donde Alicia está lejos de mí, es que sino empieza con que está despeinada, si tiene las uñas desarregladas, está gorda, tiene granos, su perfume es feo, etc. y cuando digo etc. es miles de cosas más que le preocupan.
Y para completarla a las dos nos gustan el mismo chico morocho, de ojos verdes, capitán del equipo de fútbol. Hay muchos chicos con estas características pero a las dos nos gustó ese morocho.
-¡Que decís nena Harry gusta de mi! En el recreo me mira siempre. Aceptalo de una vez Marg- me lo dijo así. Además puede pasar que él se confunda de gemela y me busque a mí, no a ella. Me encantaría que un día él le diga : Busco a tu hermana Marg pensé que eras vos, pero ella es más linda.
No sólo discutimos por este tema, el otro día nos peleamos por el viaje a Londres que nos regala mi abuela para nuestro cumpleaños de quince.
-¡Que aburrido! Abue yo quiero volver al país de las maravillas.
-¡Y andate Alicia! la abuela y yo no tenemos ningún problema.
-No, no, no, acá no se va nadie al país de las pesadillas o como se llame, nos vamos a Londres y se terminó- odio que haga enojar a la abue, encima que se toma el trabajo de pagarnos un viaje, ella lo desprecia.
A la mañana siguiente, luego de discutir por el baño, desayunamos con papá.
-Pa, ¿Cómo puedo hacer yo para regresar al país de las maravillas?
-¡Que pesada Alicia! otra vez con lo mismo- le grité mientras comía cereales.
-Tienes que desear con todo tu corazón poder volver allí hija.
-¡Qué poeta, pa!
-Marg ¿No te gustaría ser otra Alicia?-me preguntó mi padre.
Miré a mi hermana
-Mejor no.
-Ella es la que empieza papá, siempre me envidia en todo lo que hago.
-Mentira Alicia ¡prefiero ser un perro antes que vos, nena!
-¡Chicas basta! las dos tienen maneras de pensar diferentes, no tiene nada que ver sus
aspectos físicos idénticos la próxima vez que peleen por la misma situación: no tienen ni salidas, ni mesada, ni nada, ¿Oyeron?
- Si papá- dijimos las dos con la cabeza baja.
Siempre empezamos discutiendo por ese tonto país maravilloso, yo quiero que vuelva la otra Alicia, mi hermana compañera, la que me cuidaba siempre y me ayudaba en todo. Desde su experiencia en ese país, cambio mucho. Ahora es más agrandada, más fina y delicada. Extraño a Alicia, es como que los extraterrestres la abdujeron por completo y es totalmente diferente.
No es que odie a Alicia ¿Cómo podría odiarla? si ella me enseñó muchas cosas y además es mi hermana. Lo que no me gusta de ella es su manera der ser actual, antes no era nada parecida. Y estas formas diferentes de ser nos llevan a tener discusiones a cada momento.
Yo no creo en el país de las maravillas, me parece un simple sueño y nada más. Alicia me jura que fue allí y no lo soñó, pero es imposible. Es como decir haber visto a Santa Claus.
Después del colegio me acosté a mirar televisión y me dormí completamente.
Al despertar sentía alguien encima de mí.
-Sal de encima Alicia-dije
-Alicia ¿Acaso la conoces?- escuche una voz gruesa que reía a cada rato. Cuando la oí di un salto y observe a un hombre alto con un gran sombrero.
-¿Dónde estoy? ¿Por qué me trajeron aquí?
-Tranquila extraña, nadie te trajo aquí, viniste por tu cuenta, siéntate a tomar el té- el loco daba vueltas en la mesa sirviendo té. No entendía el por qué de su risa.
Había tazas de cualquier forma y tamaño, de todos los colores. Estaban las tazas de tres pisos, las medias tazas, tazas enteras y hasta tazas invisibles.
-¿Cómo dices que dijiste?- me preguntó el loco.
-Nada,no dije nada-
-Tu nombre tonta-
-Margaret ¿y tú?-
-Sombrerero loco, claro- reía
-Mi hermana Alicia me habló de ti-
-¿Alicia? ¿Conoces a Alicia? ¿Alicia tenía una hermana?- le preguntó a un conejo dientón.
-Recuerdo, recuerdo a Alicia, no recuerdo una Margarita-dijo el dientón.
-Es Margaret y seguro conocen a mi hermana, vino aquí al supuesto país de las maravillas aunque todo fue un sueño y a mí también me está sucediendo así que cuando despierte será todo mentira. No entiendo como llegue a soñar esto-
-¿Tu cumpleaños, es hoy?-me pregunto el sombrerero.
-No es el...
-Feliz feliz no cumpleaños- empezaron a cantar los dos al mismo tiempo, tazas de té volaban de una esquina de la mesa larga a la otra, ratoncitos empezaron a salir de las teteras y de pronto un conejo blanco pasó a la velocidad de la luz.
-¿Quién es ese conejo?-pregunté.
-¡Conejo!¡Conejo! Ven aquí.
-¿ S s s s i?- tartamudeaba el pobre conejo. Llevaba un enorme reloj en el cuello
-¿Qué es eso? tienes un reloj y llegas tarde a tu no cumpleaños-
-Llego tarde a una cita con la reina, Sombrerero-
-¿Cuál reina?-pregunté.
-La única reina gorda, y fea- rió el dientón.
- Y roja- siguió el sombrerero y ambos se echaron a reír y siguieron festejando ese no cumpleaños.
Decidí seguir al conejo, para ver a la reina roja. Pero corría tan rápido que lo perdí.
- ¡Alicia!¡Alicia regresaste por mí!- Se dirigió a mí una comadreja
-No soy Alicia, soy su gemela y no recuerdo que ella haya nombrado una comadreja en su cuento-
-Me trajo aquí para salvarme pero empeoró-
-Te ayudo si me dices como llegar a la reina roja-
-De acuerdo, pero con una condición, yo no entró contigo-
Pensé porque no quería entrar, seguro tenía miedo a que la pisaran o cosas así.
Caminamos y caminamos, hasta que llegamos al final del camino donde se dividía en dos: el de la izquierda estaba lleno de carteles de precaución, era tenebroso y oscuro, en cambio el de la derecha tenía una puerta de oro y arriba un teclado numérico para introducir la contraseña.
-Tendrás que tomar el de la izquierda ya que contraseña no tienes, hasta aquí llegué, te espero en la casa del señor conejo blanco- se despidió la comadreja.
Fue tan grande el enojo que tenía que de la nada comencé a llorar.
-No llores Alicia, no siempre las cosas son como tú quieres- Me habló una voz pacifica y aguda.
-YO NO SOY ALICIA-le grité - Alicia sabría cómo resolver esto, y yo no lo sé- Lloré aún más fuerte.
-¿Margaret? la gemela, claro, Alicia te nombró en varias oportunidades-
-Seguro eso fue cuando éramos compañeras-
-Siempre nos viene a visitar, y nos cuenta sobre ti, sobre ella y sobre su pobre relación, dice que extraña que le pidas perdón y sobre todo extraña tus abrazos, dijo que ya no eran mejores amigas, sino unas simple hermanas-
-¿Ella te dijo eso?-
-¿Por qué habría de mentirte? ¿Quieres salir de aquí?
-Sí, el tema es que no se cómo-
-Tú no, pero yo si-
Lo único que hizo para abrir la puerta fue sonreír, pero sólo detectaba su sonrisa.
-Gracias gato- le agradecí y antes de irme me recordó que no debía hablar con nadie en el reino.
Cuando entré, el jardín era nada más que un laberinto, en el se encontraban trabajando miles de millones de cartas de poker, el jardín estaba repleto de árboles y flores de cualquier tamaño y color.
-¿Dónde puedo encontrar a la reina?- le pregunté a una carta que pintaba las rosas blancas por carmín.
-¡Alicia! que gusto que vengas a visitarnos, y ayudarnos un poco con estas rosas.
-No, es que yo no soy Alicia, soy su gemela me llamo Margaret-
-¡Margaret! un gusto tenerte aquí la reina juega al golf, si juegas trata de perder-
-¿Perder? yo no quiero perder ustedes traten de pintar bien esas rosas o los descubrirán- Les advertí.
Busqué una cancha de golf cerca de la inmensa laguna en el jardín y allí estaba, una reina caderona con una gran cabeza y arriba de ella, una coronita con un corazón enfrente, también observé que detrás de la reina estaba el conejo blanco.
-Hola reina, aunque parezca una locura yo soñé todo esto y como su creadora ordeno que me dirijas hacia la salida- Supuse mal que la reina era amable.
-La única salida que te mostraremos es la guillotina-No era nada amable.
-¡Lleven a esta loca a la guillotina! -les ordenó a sus guardias.
Cuando me colocaron allí dentro me empecé a preguntar si esto era realmente lo que habría soñado Alicia, si acaso era esto lo que contaba entusiasmada en el desayuno, si vivió esto como yo. En eso cerré los ojos y imaginé todo lo vivido con Alicia, las noches de risas, de llantos, caídas en bicicleta, esos baños juntas, ayudarnos con la tarea, escribir en la pared un "Hermanas por siempre", charlas interminables y muchos otros recuerdos que daban vueltas en mi cabeza. Empecé a llorar y decir en voz baja: "Quiero volver a casa, a estar con mi familia, extraño a Alicia, su forma de ser, de pensar, extraño todo de ella, deseo con todo mi corazón estar con ella".
-Margaret, Margaret despierta no quiero llegar tarde por tu culpa. ¿En qué pensabas?-
Cuando escuche a Alicia corrí a abrazarla y constantemente le repetía te quiero. Ya no me importa su forma de ser, de pensar, las discusiones, cuánto tarda en salir del baño, no me importa nada, lo único importante es que estamos juntas y debí aceptar que somos dos Alicias diferentes.
FELICITACIONES JOSE!!!
